Intervención del C. Diputado Juan Mendoza Reyes

OAXACA0
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Compañeras y compañeros periodistas, público que nos acompaña, señoras y señores, sean todos bienvenidos:

 

Buenos días a todas y a todos. Es un placer saludarlos y acompañarlos esta mañana para compartir un acto que va más allá de una celebración de relevancia internacional; asistimos este día a una conmemoración que se ha convertido en un llamado urgente a la conciencia de México y del Mundo para trabajar por el empoderamiento de las mujeres. Y cuando trabajamos por el empoderamiento de las mujeres, estamos luchando por la libertad, la igualdad y la dignidad humanas.

 

A nombre propio y de la LXIII Legislatura de la Cámara de Diputados, reconozco y felicito a las mujeres presentes en este acto de Clausura del Congreso Anual de Mujeres Oaxaqueñas en el marco del Día internacional de la Mujer. Agradezco su participación y quiero decirles que me siento particularmente orgulloso y honrado de haber sido parte de estas celebraciones que organiza el Poder Legislativo del Estado.

Agradezco especialmente a la Doctora María Luisa González Marín por esta Conferencia Magistral en la que nos ha compartido una reflexión profunda y aleccionadora acerca de los desafíos de las mujeres en este tiempo de retos para México y para Oaxaca. Después de escucharla, quedó convencido que la igualdad de los hombres y de las mujeres debe ser un componente central de cualquier intento para resolver los problemas económicos, sociales y políticos de este país y, por supuesto, de nuestro estado.   

Haciendo un poco de historia, es importante recordar que esta conmemoración que hoy nos reúne, inició casi a la par que nuestra revolución mexicana como una gesta en favor de los derechos de las mujeres y para lograr el sufragio femenino. A más de un siglo de haberse establecido estos propósitos, muchas cosas han cambiado en el mundo y se ha logrado el reconocimiento a los derechos humanos de las mujeres, junto con el acceso al voto activo y pasivo en condiciones de igualdad con los hombres.

Sin embargo, sería deshonesto de mi parte afirmar que la sociedad y la cultura hemos cambiado tan rápido como ha cambiado la Constitución y la ley en nuestro país y en el mundo.

Las pruebas de este desequilibrio están a la vista. Permítanme hacer un recuento breve de estas condiciones que expresan la desigualdad entre ambos géneros. Voy a referirme, si me lo permiten a “las mujeres” y no a “la mujer”, porque parte del hecho de usar un lenguaje de género es reconocer que en el universo de lo femenino, cada mujer es diferente. Por lo tanto, vamos a hablar de mujeres en plural.

De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), las mujeres representan el 51.3 por ciento de la población total en México, en tanto que su participación en la población económicamente activa ya supera el 40 por ciento y esta tendencia es sostenida y ascendente. En materia educativa, las mujeres en situación de analfabetismo superan en casi el 50 por ciento al número de hombres, y la situación se agudiza en entidades como Guerrero, Chiapas y por supuesto Oaxaca.

En contraste, el acceso de las mujeres a la educación básica, media superior y superior, prácticamente se ha igualado con la participación de los hombres, pero la diferencia radica en que mientras más alto es el nivel educativo, el porcentaje de éxito y egreso de las mujeres aumenta y el de los varones disminuye.

En cuanto a los trabajos en el hogar, las mujeres dedican casi el 50 por ciento de su tiempo a ello, mientras que en el caso de los hombres este porcentaje no alcanza ni siquiera el diez por ciento. Esto reafirma las condiciones de desigualdad en las que se desarrollan las mujeres en nuestra sociedad.

Pero más allá de las cifras, hoy la mujer es también víctima de violencia y cada día se feminiza más el rostro de la pobreza y la marginación laboral por razones de género. Quiero abrir un paréntesis en este tema de la violencia por razones de género, porque creo que vale la pena recordar que todos los días la vida de la mujer está amenazada por actos de incalificable intolerancia, discriminación, acoso y violencia, tanto en el hogar, como en su espacio laboral y su desempeño comunitario.

La violencia contra las mujeres es generalizada y todos tenemos que cerrar filas para contenerla y erradicarla. Ésa es la razón por la cual las mujeres y los hombres de Oaxaca y del país entero, debemos unirnos y trabajar en conjunto para afirmar una misma causa: ¡Ya Basta! ¡Ni una más! ¡Nunca la violencia contra las mujeres!

Como servidores públicos, como ciudadanos y como padres de familia exigimos el cese inmediato de la violencia y de la impunidad. El Congreso debe hacer su parte con reformas y leyes cada vez más firmes contra el delito y en favor de la protección de los derechos humanos de las mujeres; pero también el gobierno y la sociedad debemos trabajar en concordancia para establecer políticas y programas que transformen el paradigma cultural que todavía persiste en la mente de los oaxaqueños y de los mexicanos.

Que quede claro: no puede haber paz ni progreso en Oaxaca si no se erradica el pensamiento androcéntrico, y se garantiza la igualdad, los derechos y la participación plena de las mujeres en todos lo ámbitos de nuestro desarrollo y nuestra vida social.

En el ámbito de la política los esfuerzos han sido notables y los hemos venido empujando desde todos los partidos políticos, a fin de lograr la paridad en las candidaturas a cargos de elección popular y recientemente en el ejercicio de los cargos públicos. Esta Legislatura es un ejemplo de lo mucho que se ha logrado pero también de todo lo que falta por lograr.

Si las mujeres son la mitad más uno en nuestro país, es claro que sin mujeres no hay democracia.

La sociedad y la política necesitan espabilarse, arrancar de raíz el machismo que siempre le ha caracterizado. Hoy, la política no puede seguir siendo una cosa de hombres, sino una cosa de hombres y de mujeres. Debemos cambiar esta situación empoderando a las mujeres en todos los niveles, permitiendo que se escuche su voz y dándoles el control sobre sus propias vidas y sobre el futuro de nuestro estado y nuestro país. Ellas, ustedes, la mujeres todas deben ser las capitanas de este gran barco que se llama Oaxaca.

 

Por eso, agradezco las lecciones de mis compañeras diputadas que me han hecho comprender que todos los hombres deberíamos de ser feministas. Porque si todos juntos nos preocupamos por los derechos de las mujeres y de las niñas, el nuestro sería un mejor lugar para vivir y Oaxaca sería un estado más productivo, con mayores niveles de bienestar, con paz social y sobre todo, mucho pero mucho más feliz.

Amigas y amigos que nos acompañan esta mañana en el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, quiero pedirles que nos pongamos de pie para hacer la declaratoria formal de clausura:

Siendo las 11:30 horas del miércoles 8 de marzo de 2017, declaró formalmente clausurado este Congreso Anual de Mujeres Oaxaqueñas, que organiza la LXIII Legislatura de la Cámara de Diputados.

Enhorabuena a todas y a todos los participantes. Ha sido una jornada próspera y provechosa para todas y para todos.

Los invito a tomar conciencia que somos y seremos una mejor sociedad cuanto más empoderadas están las mujeres y cuanto más iguales seamos en el ejercicio de nuestros derechos.


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