La Danza de la Pluma de Zaachila, encuentro de dos mundos en el auditorio Guelaguetza  

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Como una extensión de su cuerpo, con la cual los danzantes pueden sentir las bondades del viento, haciendo símil de las aves, presumiendo los reflejos destellantes que el Sol irradia en los espejos que adornan su penacho, es la magia que la Danza de la Pluma de Zaachila presentó en el imponente auditorio Guelaguetza el pasado 30 de julio en el cerro del Fortín.

David Tomás Mendoza, originario del Barrio San Sebastián, perteneciente a la Villa de Zaachila, tierra considerada corazón de los zapotecas, es un joven de 24 años que desde hace ocho años ha danzado ese baile emblemático de valor y fuerza, la Danza de la Pluma “Bwin Ni Rya”, la cual fue ejecutada con gallardía en el cerro de las azucenas, en la capital del estado.

Es de mencionar que David, es capitán en puerta de este cuadro de bailarines, que regalaron a visitantes nacionales y extranjeros la magia de este montaje, el pasado Lunes 30 de julio, en “la octava” del Lunes del Cerro, la Guelaguetza oficial.

“La Danza de la Pluma” es un baile que de acuerdo a la oralidad, tuvo el papel de servir como el único medio de difusión acerca del proceso de Conquista en México. Es tal su importancia y tan trascendente que David y sus 19 compañeros dejaron el corazón en el escenario de esta rotonda.

“En el cuadro original se manejan nueve bailarines, Moctezuma a la cabeza, dos teotiles, cuatro reyes y dos capitanes de puerta, que interpretan los hombres. También hay dos personajes femeninos: La Malinche y la Cihuapilli, representan la fusión de las dos culturas, la indígena y española; cuando bailan, ellas interpretan esa fusión que es ahora”, relata con orgullo y pasión el joven.

Para ejecutar la Daza de la Pluma se utiliza una indumentaria particular, el complemento más vistoso del traje es el penacho, el cual la primera vez que David lo utilizó sintió que era una extensión de su cuerpo, así sucedió en el pasado remoto de su vida, cuando tenía 16 años durante una presentación en Ayoquezco de Aldama, poblado cercano y hermano de Zaachila.

El penacho, cuenta con una base de hojalata denominada corona, tiene grabados jeroglíficos, montan un armazón de carrizo sobre la que fijan plumas de colores formando un semicírculo, adornadas con listones prendidos con espejos grandes, enmarcados en hojalata, conocidos como medallones; en la periferia, hacia el frente, van distribuidos siete gallitos o azucenas, es decir, pequeños mazos de plumas y hacia atrás, aproximadamente 30 centímetros abajo de la periferia.

En la parte inferior, de un lado y otro de la cara del danzante, penden borlas de algodón. Para sujetarlo a la cabeza utilizan una cinta tejida en telar de cintura llamada barbiquejo.

Es así como, David Tomás Mendoza, da gracias al apoyo que su familia le ha dado en estos años, a sus amigos y también a la vida por haber nacido en esta tierra, hoy estudia la licenciatura en Arquitectura y se mantiene en pie por el bello arte de danzar.

PARTICIPACIÓN EN EL CERRO DEL FORTÍN

David Tomás Mendoza narra que para obtener su participación, fueron varias personas las que intervinieron, desde sus maestros, familiares, la autoridad municipal de la Villa de Zaachila encabezada por la Doctotra Maricela Martínez Coronel y la Dirección de Cultura, a cargo del Mtro. José Honorio Martínez Ochoa.

“Serían muchos por mencionar, indispensable es la actuación y fusión de los compañeros, todos somos un grupo y todos aportamos para que el lucimiento no sea de una persona, sino de la danza misma y de nuestra población, Zaachila”, externó.

De forma breve explicó que cuando fueron evaluados por el Comité de Autenticidad obtuvieron buenas observaciones, sin embargo, también críticas y esto fue para mejorar su participación, al final les dijeron que sí calificaron para asistir y representar a su comunidad en un importante foro como es el Lunes del Cerro en el auditorio Guelaguetza, una experiencia única e inigualable.


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