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Retomado del Periódico La Jornada…………….

…………………Coronavirus, ¡detente! // Más aislamiento social // Cuidar a los más vulnerables // Otra falla de opositores

Julio Hernández López

…………………En medio de la profusión informativa crítica sobre el avance de los contagios por coronavirus, en el mundo y en el país, y de las medidas de aislamiento social que le acompañan, el Presidente de México logró ganar atención mediática al mostrar estampas religiosas que llevaba en uno de sus bolsillos, de manera destacada la que es conocida como detente, de larga historia entre los practicantes del catolicismo y, en el plano mexicano, como suministro clerical de presunta protección a los cristeros.

En el sitio Fraternidad Sacerdotal San Pío X puede leerse: “El detente fue usado en México por los cristeros, que se levantaron en armas contra el gobierno anticristiano entre 1926-1929 y llevaba la leyenda ‘Detente, enemigo malo, el corazón de Jesús está conmigo’, y también se pertrecharon con el detente los católicos cubanos que combatieron el régimen castrista, ya que tenían especial devoción al Sagrado Corazón de Jesús y utilizaron un detente que decía: ‘Detente, bala enemiga, que el corazón de Jesús está conmigo’” (https://bit.ly/3a8sP6s).

Las estampas, de diversa adscripción religiosa, que porta el Presidente de México, provienen de regalos de seguidores suyos que desean protegerlo de los muchos factores adversos a su activismo y sus políticas. Personas que han participado en el primer círculo operativo del ahora jefe del gobierno mexicano han dicho a este tecleador que el político tabasqueño tiene especial aprecio por esas muestras de solidaridad de la gente de a pie.

La recurrencia a las invocaciones espirituales del Presidente de México como protección ante los embates sociales del coronavirus, además del otro escudo que estaría formado con las armas heráldicas de la honestidad personal y la lucha contra la corrupción, generaron natural polémica en el caldo de cultivo que se ha formado en la discusión pública, constante y apasionada que trata de dilucidar si las políticas del obradorismo respecto al coronavirus son adecuadas y resultarán eficaces o, por el contrario, podrían ser tardías y lesivas.

Pero, más allá de estos momentos de aparición en escena de lo religioso como esperanza suprema de resolución de problemas terrenos, el obradorismo se prepara para la fase 2, conforme al calendario delineado por el gobierno federal, de la expansión del contagio del virus en mención. En las noches de martes y miércoles recientes se realizaron reuniones del Presidente de México, en Palacio Nacional, con los integrantes de su gabinete para ir delineando acciones políticas frente a la agudización del problema médico, social y económico. Los detalles de esas reuniones no se han dado a conocer aún.

El presidente López Obrador ha protegido, de inmediato, una parte sensible de sus preocupaciones, la derivada de la asistencia social, y en especial la relacionada con los adultos mayores, al adelantar pagos antes de que los recursos presupuestales lleguen a escasear. Por otra parte, un elemento muy importante en el diseño de la ruta obradorista respecto al coronavirus es el entendimiento de la condición socioeconómica sumamente vulnerable de la mayoría de la población nacional a la que afectaría muy duramente, a niveles incluso de potencial incumplimiento de órdenes, la cadena de restricciones que en otros países se han instaurado.

En otro tema, la oposición legislativa al obradorismo cometió un error parecido al de los adversarios venezolanos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, al dejar de asistir (en protesta) a las sesiones que ayer permitieron a Morena y sus aliados sacar adelante reformas entre las que destaca la reglamentación de las formas de relección de diputados y senadores (podrán hacer campaña en sus zonas electorales sin renunciar al cargo), de lo cual podría derivarse una gran ventaja para intentar el mantenimiento del predominio morenista en San Lázaro en 2021. ¡Hasta mañana!

Twitter: @julioastillero

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