Caracterizado como el rico manjar, elemento básico que no podría faltar en los todos los Altares
Ildefonso PACHECO, REPORTAJE ESPECIAL
VALLE NACIONAL, OAXACA, Este municipio de la región de la chinantla alta, perteneciente a la región de la cuenca del Papaloapan, es caracterizado por arraigada tradición pero debido a la economía familiar se va perdiendo las costumbres ancestrales, ante el costo de esta celebración para la realización de altares que es muy costosos, comentan pobladores de este municipio.
Historiadores coinciden en que el PAN de muerto se originó de la época de la conquista, y fue inspirado por la rituales prehispánicos , el gesto por la elaboración de un pan especial para el caso se remonta a la época de los sacrificios humanos y a la llegada de los españoles a la entonces Nueva España ahora México, en 1519.
En un poblado de la comunidad de Santa Fe la Mar, en su mayoría se dedican a la elaboración del pan y en esta temporada del día de los muertos, conocida como la más fuerte a los que se dedican a esta noble labor, obtienen ganancias ante por la elaboración del Pan de Muerto.
El oficio del panadero artesanal indica que la época de muerto, es considerada la más fuerte del año, pues desde antes a la celebración, se comienzan con el tradicional pan de muertos, que no puede faltar en el altar, consideran importante como el mole y el chocolate.
Para don Toño Luis, señalan que la elaboración del Pan se realiza con material de la región y el horneado en horno tradicional de leña.
Agregando que la tradición, la elaboración del pan de muerto, ha dado lugar a una empresa familiar y el secreto se ha venido trasmitiendo a las nuevas generaciones iniciando desde el abuelo hijos y nietos subrayo.
En muchas de las comunidades del municipio existe panaderos, que se dedican a esta noble labor y este tiempo de muerto el pan es enviado a familiares que radican en la unión americana, por servicio de paquetería y otros estados de la república asentó.
En el 2003 la UNESCO declaró el DIA DE MUERTOS como patrimonio de la humanidad que incluye la comida que no puede faltar en la celebración, las ofrendas sin duda la máxima expresión de cariño por los familiares muertos, les ponen a los altares el mole, camote, calabaza, chocolate, arroz, caña, jícama, naranja flor de cempasúchil y no podría faltar en el altar el pan de muerto.