Semana Santa llena de sincretismo en Zaachila

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En la Villa de Zaachila la Semana Santa se desarrolla de una manera peculiar: el sincretismo religioso que se vive en este municipio zapoteco, lleva a sus pobladores a engalanar sus templos católicos con azucenas amarillas, juncos rojos y musgo, cuya recolección está rodeada de fiesta, baile y comida durante dos días. Aquí en Zaachila, así se celebra el “nacimiento a la vida eterna de Jesús”.    

Cada año, los llamados “Concheros” -personas convocadas por el sonido del caracol marino- se organizan para la recolección de la “disciplina”, un tipo de musgo que crece en los bosques tropicales de hasta 3 mil 500 metros sobre el nivel del mar.  

A su regreso en Lunes Santo, Los “Concheros” son recibidos con una cena tradicional donde el platillo principal es el guajolote hervido, huevos duros y tejate.

Al día siguiente, desde temprano,  tanto los “Concheros” como pobladores y visitantes se reúnen bajo un nogal para repartir las plantas en un ambiente de fiesta donde la música, el tejate y mezcal invitan a bailar luciendo las ofrendas. Acto seguido, los participantes salen en procesión hacia el templo católico principal,  donde a todos se les brinda un delicioso platillo consistente en frijoles en coloradito, pescado envuelto y bocadillos de papa, sin olvidar la jícara de tejate.

La celebración continúa con la visita a los templos católicos  pertenecientes a los barrios de los organizadores y a partir de las ocho de la noche se realiza la Segunda Cena de “Concheros” en los parajes “La Regadera” y “El Tunillo”, ahí al calor de la música tradicional las familias enteras comienzan a degustar sus alimentos y bebidas, la celebración se alarga hasta la madrugada. El Miércoles Santo, los “Concheros” realizan su última reunión bajo el nogal, y repiten el mismo protocolo.

Esta celebración que lleva al menos 100 años de realizarse, más allá de la mezcla de las perspectivas prehispánicas y religiosas, se ha convertido  en parte de nuestras costumbres y tradiciones porque fortalece los vínculos comunitarios al fomentar prácticas solidarias como el tequio, donaciones en especie y la convivencia entre los pobladores de la comunidad.


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