Estoy viviendo la etapa más surrealista de mi vida. Primero, porque es enfrentarse a algo completamente nuevo y diferente. Hay mucha información médica tan contradictoria que es difícil identificar la de calidad, pero trato de prepararme lo más rápido junto con otros colegas. Desde diciembre comencé a informarme, sin pensar ni de lejos que lo que pasaba en Italia podría pasar en México. Conozco el sistema de salud de España y lo admiro. El de Estados Unidos también.
Luego pienso: “Si a ellos los golpeó el virus, ¿qué nos puede pasar a nosotros?”. Esa es mi principal preocupación y creo que la de muchos médicos. No sabemos qué tan grave es, ¿qué tanto nos va a rebasar? ¿Estaremos como en Madrid o Guayaquil? No lo sé. Mi mayor miedo es tener que enfrentar este asunto y no saber qué hacer.
Expreso mi admiración y reconocimiento por los doctores que están en el sector público. Ha habido buenas medidas, como cerrar a tiempo las escuelas, y ha habido disciplina, pero no comparto la estrategia. Pareciera que estamos poniendo la barda en la terapia intensiva cuando debería ser en la puerta de las casas.
Siento frustración por la incertidumbre de que pudimos haberlo hecho mejor. Aún no sabemos. A veces quisiera que ya pase el tiempo para saber qué hicimos y qué no. Esto nos agarró con los dedos en la puerta y todo apunta a la posibilidad de que saldremos, aunque algunos más golpeados que otros. Y vendrá otra pandemia… así es la evolución.
*Médico internista