Zaachila es tan importante como Monte Albán, en lo que a descubrimientos se refiere: Gallegos Ruiz

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flor9Villa de Zaachila, Oax., 26 de julio de 2015.- El libro “El señor 9 flor en Zaachila” vio la luz tras años de trabajos de recopilación, producto de una larga vida como arqueólogo del descubridor de las tumbas de Zaachila, Roberto Gallegos Ruiz quien dio una conferencia, en el marco de la fiesta del Laani Roo Xten Daan Zaadxil “Fiesta Grande del Cerro”, y quien no dudó en soltar que Zaachila es tan importante como Monte Albán en lo que descubrimientos arqueológicos se refiere.


 

La presentación del libro “El señor 9 flor en Zaachila” es también un reconocimiento que se une a los 50 años del hallazgo de una de las tumbas zapotecas más importantes de la región de Oaxaca, presenta una nueva edición del libro donde el arqueólogo Roberto Gallegos Ruiz detalla los hallazgos y trabajos que realizó ahí hace medio siglo.

flor10Tras una ardua labor de actualizar la información, la obra titulada El señor 9 flor en Zaachila, incluye nuevo material fotográfico que enriquece los datos obtenidos de las cámaras funerarias donde yacían prominentes jerarcas de una poderosa cultura que habitó esa zona entre los años 1000 y 1450 D. C.

En una vasta concurrencia entre autoridades municipales como el presidente Raciel Vale López, su esposa Belén Lira y regidores del ayuntamiento, vecinos de la comunidad y público fornáneo, Gallegos Ruiz resaltó en distintas ocasiones que los resultados no son un trabajo personal, sino del equipo que compartió casi durante tres meses satisfacciones, sinsabores y compañerismo.

“Los conocimientos históricos y arqueológicos sobre Oaxaca y en particular los que aportó la Villa de Zaachila tienen inserción nacional, no son menos valiosos que los de Monte Albán. Ahí descubrimos ese trabajo de continuidad y mejora aún respecto de la cerámica, de la joyería, de los rituales”.

El arqueólogo recordó en entrevista que en 1962, con diez mil pesos en la bolsa, presupuesto otorgado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), entonces a cargo de Eusebio Dávalos Hurtado, y la encomienda de trabajar en el sitio durante dos meses, o hasta donde te alcance el dinero para comprar materiales y pagar a los trabajadores, llegó a Zaachila.

El propio pueblo, tan celoso de su herencia zapoteca, había pedido que especialistas del instituto fueran a investigar el área conocida como El Cerrito.

Cuando fue abierta la Tumba 1, los zaachileños se interesaron por los testimonios arqueológicos prehispánicos; en algunos casos hubo tensión, pero nunca agresiones. Desde el inicio de los trabajos se disponía de un reducido presupuesto que mermaba con otros gastos que se habían incorporado, aunque en el desmonte del montículo participaron espontáneamente zaachileños a cambio de colectar pequeños troncos que usaron como leña; como éste, se evitaron otros gastos extraordinarios que permitieron realizar trabajos arqueológicos, recuerda el autor en la nueva edición de su libro.

“En éste quehacer de conocer nuestra historia, valorar lo que han dejado nuestros ancestros hay mucho que hacer aún”, por ello el antropólogo reconoció el trabajo de su colega el zaachileño Ismael Vicente Cruz, a quien le encomendó seguir en trabajo de recopilación y descubrimiento de la riqueza zapoteca.

 

 


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