Está Derechos Humanos tras deceso de Bantú

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gorilaCIUDAD DE MÉXICO, (Excélsior), La Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) inició una investigación de oficio por la muerte del gorila Bantú en el Zoológico de Chapultepec por la presunta violación al derecho humano a un medio ambiente sano en su modalidad de omisión en la protección y conservación de especies en peligro de extinción por parte de la Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México (Sedema).

Ante el fallecimiento del primate, el pasado 7 de julio, por un paro cardiorrespiratorio durante los preparativos para su traslado al zoológico de Guadalajara, donde formaría una manada con dos hembras que habitan en el lugar para buscar su reproducción en corto plazo, la CDHDF informó que intervino en el asunto.

En un comunicado describió que después de conocer del suceso, solicitó a la Sedema que en la necropsia permita la intervención de alguna instancia independiente del gobierno local para generar certeza respecto de las causas que provocaron el deceso.

Pidió que se practiquen los estudios de laboratorio cito e histopatológicos correspondientes, que correlacionen el resultado con lo observado durante la necropsia, e informar oportunamente y con un lenguaje accesible de manera pública el resultado de los estudios.

La CDHDF aseguró que documentará y solicitará se realicen las acciones que correspondan para que la Sedema cumpla con sus obligaciones de contribuir con los compromisos nacionales e internacionales para conservar el patrimonio genético, indispensable en la recuperación de las poblaciones en peligro de extinción que se encuentran resguardadas en los zoológicos de la Ciudad de México.

En Chapultepec no recuerdan a Bantú

La imagen del gorila muerto continúa como parte de las atracciones.

De no ser por el revuelo que causó en medios de comunicación la muerte del gorila Bantú en el Zoológico de Chapultepec, nadie sabría lo ocurrido el miércoles pasado mientras el animal era preparado para su traslado a Guadalajara, donde formaría una manada y buscarían reproducirlo, pues el albergue donde vivió por 25 años sigue intacto.

El suceso que generó múltiples opiniones, señalamientos e indignación entre la población no se reflejó dentro del parque animal, donde no hay ningún cartel, detalle o alusión al fallecimiento y por el contrario, la imagen del animal continúa como parte de las atracciones.

Al pie de su exhibidor, uno de los más grandes en esa área del zoológico, ya que además de contar con un amplio jardín tenía más de tres albergues cerrados donde podía comer y descansar, continúan sus datos generales y una réplica de su pie y mano que provocaron el inocente comentario de un niño: “Mira, los del gorila que se acaba de morir”.

Ayer, uno de los días de la semana con mayor afluencia en el zoológico, los pocos que se acercaban a su exhibidor, no era para ver lo que fue su casa o para alguna muestra de luto o cariño, sino para buscar desesperadamente un animal, el que fuera, pues cada vez son menos lo que se pueden conocer y observar dentro del recorrido, peor aún si es una hora con mucho calor o con el molesto ruido que provocan “las visitas”, ya que los ejemplares de diferentes especies prefieren estar en sus albergues o se mantienen inmóviles en la sombra ante la frustración de los visitantes,

La ruta recomendada en el señalamiento del zoológico para conocer a los animales de bosques tropicales se corta de repente en una parte baja, con dos bancas que bloquean el paso y una manta que anuncia trabajos temporales de mantenimiento. A pocos metros de la reja final está el que fue hogar del gorila.

El viaje de Bantú no tenía regreso y aunque hubiera salido bien el traslado, no contemplaban su vuelta, sin embargo, aún no realizaban ningún cambio dentro de Chapultepec, pues su imagen sigue en carteles, mapas y hasta en souvenirs.

Valoran futuro del zoo

Activistas de la organización proyecto Gran Simio México realizaron una consulta a visitantes del Zoológico de Chapultepec, en torno a la función de los sitios donde tienen en cautiverio a animales, en especial los que están en peligro de extinción.

Apostados en la banqueta de Paseo de la Reforma y con carteles de los animales muertos, así como de los funcionarios supuestamente responsables, explicaban a la gente “la realidad que viven los animales” dentro del lugar y narraban cronológicamente al menos los tres últimos decesos.

El primero fue en marzo de 2015 cuando el chimpancé Lío murió tras 20 minutos de convulsionar en su jaula sin que nadie fuera a auxiliarlo.

El siguiente, también en 2015, fue Jambi, un orangután al que Proyecto Gran Simio ya había ofrecido trasladarlo a un santuario en Brasil junto a su hermano Toto, quien aseguran también murió pero no lo han dado a conocer ya que el albergue permanece aislado.


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